A finales de año en muchos pueblos de la cuenca de Tremp se hace la cata del vino joven. Después de hacer la primera ebullición y una vez colado, es el momento de averiguar su buen proceso de elaboración. El propietario de la bodega ofrece a los visitantes coca y galletas procurando que los primeros en llegar sean los amigos más apreciados, acordando la hora de sangrar la bota. Antiguamente era corriente recitar versos y también "oraciones":

Vino de Dios siempre alabado

no te muevas de mi lado

se mi luz y mi guía

de noche y de día.